¿Alguna vez te has preguntado cuántos tipos de té existen? En este artículo responderemos a esta pregunta y te revelaremos algunas curiosidades acerca de las especialidades de té más populares.
Las 6 variedades de té
El té proviene de la planta Camellia sinensis. Ésta, a su vez, se divide en tres variedades principales: sinensis, assamica y cambodi. Las más utilizadas son las dos primeras, mientras que la última es una cepa africana que apenas se emplea con el fin de producir té.
A partir de estas tres variedades, podemos hallar miles de subvariedades. Los amantes del té saben que el área geográfica, el microclima y las peculiaridades del suelo donde se cultiva, así como la técnica de producción empleada, tienen un papel muy relevante en el sabor del té resultante, por lo que suelen adquirir tés de distintos productores para apreciar sus diferencias y captar la esencia de cada uno de ellos.
De las variedades Camellia sinensis sinensis (de origen chino) y la planta Camellia sinensis assamica, así como de algunas mezclas de ambas, podemos obtener 6 tipos de té: blanco, amarillo, verde, oolong, negro y rojo (o pu-erh).
La principal diferencia entre todos ellos es su grado de oxidación, que no es más que el proceso por el cual la hoja de té reacciona con el aire.
Té blanco
El té blanco es el menos procesado de todos los tés, por lo que presenta un aspecto muy parecido al estado natural de la planta. La razón por la que se denomina “té blanco” es precisamente porque los brotes de té todavía conservan un vello blanquecino y suave que crece dentro de ellos.
Su nivel de oxidación es bajísimo (solo un 5 o 10%), lo cual lo convierte en una bebida de sabor suave, ligera y meditativa, ideal para acompañar los momentos más tranquilos de tu día.
Té verde
El té verde se elabora con los brotes jóvenes y las hojas de la planta de té. Se trata de un té que debe procesarse con total cuidado y delicadeza:los productores deben recoger el brote a mano y las dos primeras hojas de la planta, tratando de no lastimar las hojas para evitar cualquier posible oxidación.
En contra de lo que afirman la mayoría de las fuentes de Internet, el té verde es en realidad el tipo de té con mayor contenido de cafeína. Sin embargo, su efecto estimulante se equilibra con otra sustancia llamada L-teanina, naturalmente presente en el té verde, que otorga la agradable sensación de estar alerta pero relajado al mismo tiempo.
Té amarillo
El té amarillo es el té menos conocido de todos los tipos de té. Se denomina “té amarillo” porque se trataba de un “té de tributo imperial”. El color amarillo solía estar reservado para los emperadores de la antigua China y éstos eran los únicos privilegiados que podían consumir esta bebida tan difícil de obtener.
Es tratado de un modo muy parecido al té verde, pero su poder calmante, su suavidad, su sabor dulce y su color pálido hacen que se asemeje más a un té blanco.
Té oolong
El té oolong es un té semi-oxidado: el grado de oxidación de sus hojas se halla en un rango muy amplio (entre el 15 y el 85%).
Los oolongs más ligeros tienen un sabor muy fresco, aunque también presentan algunas notas florales, mientras que los oolongs oscuros son más secos y terrosos. Los que se hallan en el punto medio de oxidación tienen un sabor dulce y frutal.
La magia del té oolong radica en su versatilidad: mantiene la frescura del té verde sin renunciar a la dulzura, cremosidad y complejidad de los tés más oxidados.
Té negro
¿Sabías que el té negro de China en realidad se llama “té rojo” (“Hong cha”)? La razón de esta denominación es que el color de la infusión es, en realidad, rojo. Sin embargo, en el resto del mundo lo conocemos como “té negro” porque es el tipo de té que presenta un mayor nivel de oxidación (entre el 90 y el 95%).
Durante el proceso de oxidación, las hojas del té desarrollan taninos y adquieren un sabor más fuerte y robusto, con notas malteadas y ligeramente dulces. Muchas personas toman el té negro con leche, pero la mayoría de los amantes del té prefieren consumirlo solo para poder apreciar mejor su sabor.
Te rojo o pu-erh
El té rojo (o pu-erh) es un té post-fermentado, proveniente de la provincia de Yunnan (China). Esta zona es considerada “la patria del té”, pues su tierras ricas y oscuras son óptimas para el crecimiento de bosques semisalvajes de árboles de té.
La especialidad del té pu-erh es que sus productores recogen las hojas y las procesan exactamente del mismo modo que un té verde, pero luego las empaquetan en pequeños pastelitos. Con el paso de los años, los pequeños microorganismos que existen naturalmente en la hoja empiezan a fermentar y oscurecen el té, volviéndolo más suave y otorgándole un sabor muy terroso.
Ahora ya conoces todas las variedades de té que podemos encontrar alrededor del mundo. ¿Cuáles has probado y cuál es tu favorita hasta ahora?