Comúnmente vamos al supermercado y compramos nuestro té para consumir en casa. Algunas veces nos aventuramos con sabores nuevos, pero ¿cómo saber qué estamos comprando?
Si bien el rico vocabulario de la lengua española siempre suele tener una palabra para referirse a cada cosa, el vocablo té tiene varias acepciones que pueden llevarnos a confusión.
Mientras algunos prefieren tomar una reconfortante infusión de hierbas en mitad de la tarde para relajarse, otros saborean una terrosa taza de té para despejarse por las mañanas y empezar su día con energía. Y los más inquietos optarán por una suave tisana de tila para conseguir conciliar el sueño después de una dura jornada de trabajo.
"Aunque la palabra té puede también hacer referencia a todo tipo de infusiones en general (especialmente en el español de América), la realidad es que el té propiamente dicho proviene de la planta Camellia Sinensis."
Pero ¿sabes qué es lo más curioso de esto? Que, aunque cada uno de ellos practique un ritual ligeramente diferente, quizás todos piensen que simplemente… ¡están tomando el té! (Y en realidad no están tan equivocados)
Técnicamente, las palabras té y tisana no siempre significan lo mismo, aunque a menudo las utilicemos de forma indistinta (y esto no es del todo incorrecto, solo es poco preciso). Para esclarecer esta distinción, en este artículo te hablaré de cuál es la diferencia esencial entre un té y una tisana.
Entonces, ¿cuál es la diferencia entre té y tisana?
Aunque la palabra té puede también hacer referencia a todo tipo de infusiones en general (especialmente en el español de América), la realidad es que el té propiamente dicho proviene de la planta camellia sinensis.
Esta planta es de origen chino. De ella se obtienen el té blanco, el té rojo (pu-erh), el té negro, el té amarillo y el té azul (té oolong). Y aunque cada uno de ellos pasa por un proceso de fermentación distinto y, por lo tanto, sus propiedades también difieren entre sí, su origen y su base son los mismos.
Se trata, no obstante, de una planta con numerosas propiedades medicinales, por lo que incluirla en tus hábitos diarios será una sabia decisión de la que no te arrepentirás.
Mientras que el té proviene de la planta camellia sinensis, el resto de las infusiones se obtienen de otros tipos de hierbas, como la manzanilla, la hierbabuena, la lavanda, limón, moras, vainilla, jengibre y otras miles de combinaciones frutales.
Tanto el té como las tisanas, a veces, se mezclan con otros frutos y especias para ensalzar o potenciar su sabor.
¿Qué tiene el té que no tengan el resto de las infusiones?
Entre un té y una tisana puede haber una noche de insomnio de diferencia.
En efecto, lo que distingue a la planta Camellia Sinensis (la del té propiamente dicho) del resto de las tisanas es que la primera contiene teína, que es, en esencia, la misma molécula que la cafeína.
Esta sustancia le aporta al té sus propiedades estimulantes, por lo que es la responsable tanto de que consigas despejarte por las mañanas… como de que no puedas pegar ojo si la tomas por la noche.
¿Alguna vez te has tomado una bolsita de té sin mirar su etiqueta? Quizás lo hiciste creyendo que te aliviaría la digestión o te ayudaría a conciliar el sueño y… ¡nada más lejos de la realidad!
Aunque el contenido de teína de un té es considerablemente más bajo que la que contiene una taza de café, si eres muy sensible a ella o consumes demasiada cantidad (o simplemente la tomas en horas inadecuadas), podría causarte el efecto contrario al esperado si lo que buscas es relajarte. En estos casos, lo ideal es que elijas un tipo de tisana que tenga propiedades relajantes, como la tila, la melisa o la valeriana (o una rica combinación de todas ellas).
Y tú, ¿prefieres el té o eres más de tisanas?
Aunque tomar el té pueda tener connotaciones distintas para cada uno de nosotros, se trata de la segunda bebida más consumida del mundo. No en vano se bebe desde hace miles de años.
Hay algo que está claro: si el té tiene tantos fieles seguidores alrededor del mundo, quizás haya un motivo de peso detrás de ello. Y solo podrás descubrirlo por ti mismo si te animas a saborear una deliciosa taza de té caliente (o, si lo prefieres, una relajante tisana) … ¡Las opciones son infinitas! Tú decides 😉